“La vida es un saco de contradicciones; nos muestra sus incomprensibles paradojas y en ocasiones la tragedia de algunos representa el beneficio de otros”.

Hace 19 años a consecuencia de la tragedia en mención, tuve la oportunidad de laborar a favor de los derechos humanos de los connacionales en EEUU en la representación consular más importante que tiene México en el exterior. Se requería mucha atención sobre todo con la comunidad indocumentada, por el endurecimiento de las políticas de seguridad interna del vecino país.

Es mi caso, con mucha humildad y agradecimiento aprecio tantas lecciones de vida. El haber conocido a fondo el sistema judicial y carcelario estadounidense, cursos académicos, la cultura de varios países (para poner un contexto, habían 88 representaciones diplomáticas), conocí amistades que hasta hoy sostengo, a mi hoy esposa Daniela y su hermosa familia. Sobre todo, soy testimonio de qué estamos hechos los mexicanos, nuestros orígenes y tradiciones, la pasión por el trabajo que se traduce al amor por nuestras familias. Me hace sentir muy bien el sentir que somos una raza que no bajamos la guardia y ante la adversidad, siempre sacamos la casta.

Un abrazo solidario y todo nuestro reconocimiento a paisanas, paisanos en el exterior.

(En honor a las víctimas y sus familiares)